El escritor de pinturas.

Sus representaciones pictóricas llenaban las galerías más prestigiosas del mundo. Cada nueva obra que presentaba superaba en talento a la anterior, o al menos eso decían los críticos. Tan conocida era su genialidad que cuando anunció la presentación del libro con sus memorias en el que, dijo, explicaría el secreto de la técnica que tanto éxitos le proporcionaba, levantó una expectación nunca vista en el mundo de los virtuosos del lienzo. Llegado el día, ante una sala abarrotada por el interés generado, el maestro destapó el atril mostrando una tela en el que aparecían una casa en la que en su tejado humeaba una chimenea. Sobre ésta un círculo circundado de palos a modo de rayos indicaba que aquello era el sol, a punto de ser tapado por una nube. Un árbol al lado de la casa adornaba un inexistente jardín y junto a aquél, cuatro monigotes sonrientes cogidos por la mano conformaban la imagen. “¡Es un cuadro!”, gritaron sorprendidos algunos “¡Qué simpleza!”, empezaron a murmurar despectivamente otros. “No es un cuadro. Es un libro” corrigió el pintor “Y es mi composición más elaborada” apostilló. No le faltaba razón porque, al acercarse al lienzo se podía ver como los trazos de cada dibujo estaba configurado por letras, miles de palabras que contenían la historia del artista hasta formar el dibujo, que desvelaba el secreto del triunfo en su vida.
4 comentarios
Para Pléyades, siempre aumentando las virtudes -
Pléyades -
Para isabelbarcelo, con excelente 'caligramagrafía' -
isabelbarcelo -